Invisible Sounds ¶ Sonidos imposibles
Música invisible - Alejandro Mos Riera - Medium
Sonidos imposibles. Discografía selecta de Alejandro Mos Riera (2008-2023). "Música invisible" is published by Alejandro Mos Riera
Alejandro Mos Riera
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Alejandro Mos Riera
Alejandro Mos Riera, Category: Artist, Albums: Las Huellas Del Pensamiento, Night Has a Thousand Eyes, La Piel Del Agua, El Lenguaje Del Viento, El ruiseñor y la rosa, Singles: Las Ventanas de Tus Ojos, Monthly Listeners: 3, Where People Listen: Madrid, Gijón, Oviedo, Pola de Siero
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"La música es la poesía del aire."
Alejandro Mos Riera
"Sonidos invisibles y música imposible"
La música se basa en lo invisible, en la poesía del aire y de la magia de la mística de lo inasible. Muchas de las canciones, de la larga colección de discos que Alejandro Mos Riera ha publicado en estos últimos años, disponibles en internet, en streaming, para una inmensa minoría, para pequeñas multitudes de uno a otro lugar de este mundo, desde Los Ángeles a Bogotá, desde Medellín a Villahermosa, a Ciudad de México, desde Vancouver, a Praga, a Rotterdam, de Atenas a Nápoles, de Nueva York a París, de Londres a Madrid, en un viaje en el tiempo de las canciones.
Una cosa es clara, las canciones pertenecen a quien las escucha y las hace suyas. La historia del Quijote es la de todos los lectores del Quijote durante siglos, sueños, lecturas y libros. Cada libro, es cada vez que leemos, distinto y no nos bañamos dos veces en el mismo río, de la misma manera, una canción no es la misma cada vez que la escuchamos porque todo cambia, nada permanece, excepto el cambio.
Siguiendo la estela de Nick Drake, Jim Sullivan, Nick Garrie, Karen Dalton, Daniel Johnston, Vashti Bunyan, Sixto Rodriguez, Tim Buckley, Syd Barrett, Nico, Skip Spence, Robert Johnson, Dave Van Ronk y Roky Erickson, leyendas desconocidas, la historia de Mos sigue las premisas del poeta maldito, desterrado de su público en el purgatorio de la indiferencia y la llamada del éxito nunca llega. Destierro, encierro o entierro decía Roberto Bolaño, así llega el éxito a un escritor. Aunque para él es poder hacer y seguir haciendo.
Nunca verás la música de Mos en un concierto, aunque ahora, apenas hay posibilidad, el instrumento principal de Riera es el estudio, la grabación sonora y el disco como cápsula de tiempo donde condensar una idea, una emoción y un momento concretos. Pintar con sonidos la memoria del tiempo. Su música desterrada del escenario, pierde el contacto instantáneo de la vivencia en los directos para vivir una y otra vez en las canciones, en los discos, en las películas, en los corazones, en el viento invisible.
La última música reciente de Alejandro Mos Riera es ambient, música neoclásica, minimal, basada en cuerdas, guitarras, drones, loops , atmósferas, orquestas y cien pianos, con influencias y ecos en la música ambiental japonesa de Hiroshi Yoshimura, de Shiho Yabuki, de Haruomi Hosono, de Susumu Yokota, de Mono, por supuesto de Brian Eno, de Robert Fripp, de A Winged Victory of The Sullen, de Brian McBride, de Stars of the Lid, de Goldmund, de la música cinematográfica de Max Richter, de Jóhann Jóhanssonn, de Ólafur Arnalds, de Nils Frahm, y de incontables músicos accesibles ahora con la gran revolución de internet...
Tampoco, en estos tiempos, verás sus discos en las pocas y heroicas tiendas de cassettes, vinilos y CD que existen y resisten en cientos kilómetros a la redonda, puedes encontrarlas en el otro lado de la carretera, en Spotify, en iTunes, en YouTube, en Tidal o en Bandcamp. También la maldición y la desviación de la norma llegan hasta aquí, es un récord musical de 2020 publicar más de 20 discos de larga duración y no vender una sola copia, un solo single, las ventas son menos que nada, cero. Ni para café. Aún así, para Mos, todo es volver a empezar, soñar una vez más, en una serie de acordes, en el próximo loop, en la próxima canción, en un próximo disco.
Lo que sabe y no duda en hacerlo visible, es una conversación de la música y el tiempo, de la armonía de las estrellas, tal vez en algún momento, harán que sus canciones suenen en el viento invisible y lleguen a alguna parte, algún corazón, no a callejones sin salida, niebla en la noche desierta, cuando la Luna muestra su cara amable y comienza la tierra de los sueños. Más pronto que tarde, esta música encontrará su audiencia.
Es una música para soñar, para curar el alma, para sentir la multitud de sueños que hacen de la música lo inexpresable y la belleza de lo inasible. Para estar por un momento en armonía, en paz con nosotros y la naturaleza.
En estos tiempos, ésta es una historia recurrente, el futuro o no existe, o debe ser, ahora. La muerte del artista, la desaparición de la cultura, en estos tiempos inciertos en los que vivimos, en pos de un algoritmo que nos explica nuestros gustos e intereses.
El acceso a la información es un derecho humano y el disfrute, la participación en la cultura, en las artes, también.
Quizás, la bendita ceguera e ignorancia del gran público, nunca existan en su éxito a contracorriente, pero en algún lugar del pequeño pueblo con multitud de vecinos, que es este planeta, algún día descubra que esta música estaba hecha para ellos. Que no están solos. Que esta música es un refugio ante la tormenta de la vida. Nunca se sabe. Tal vez, nos queda la esperanza, de que el tiempo, tarde o temprano, nos dará la razón.
John Elba, crítico musical y diletante en la revista musical de tendencias "La velocidad del sonido"
Alejandro Mos Riera
"Sonidos invisibles y música imposible"
La música se basa en lo invisible, en la poesía del aire y de la magia de la mística de lo inasible. Muchas de las canciones, de la larga colección de discos que Alejandro Mos Riera ha publicado en estos últimos años, disponibles en internet, en streaming, para una inmensa minoría, para pequeñas multitudes de uno a otro lugar de este mundo, desde Los Ángeles a Bogotá, desde Medellín a Villahermosa, a Ciudad de México, desde Vancouver, a Praga, a Rotterdam, de Atenas a Nápoles, de Nueva York a París, de Londres a Madrid, en un viaje en el tiempo de las canciones.
Una cosa es clara, las canciones pertenecen a quien las escucha y las hace suyas. La historia del Quijote es la de todos los lectores del Quijote durante siglos, sueños, lecturas y libros. Cada libro, es cada vez que leemos, distinto y no nos bañamos dos veces en el mismo río, de la misma manera, una canción no es la misma cada vez que la escuchamos porque todo cambia, nada permanece, excepto el cambio.
Siguiendo la estela de Nick Drake, Jim Sullivan, Nick Garrie, Karen Dalton, Daniel Johnston, Vashti Bunyan, Sixto Rodriguez, Tim Buckley, Syd Barrett, Nico, Skip Spence, Robert Johnson, Dave Van Ronk y Roky Erickson, leyendas desconocidas, la historia de Mos sigue las premisas del poeta maldito, desterrado de su público en el purgatorio de la indiferencia y la llamada del éxito nunca llega. Destierro, encierro o entierro decía Roberto Bolaño, así llega el éxito a un escritor. Aunque para él es poder hacer y seguir haciendo.
Nunca verás la música de Mos en un concierto, aunque ahora, apenas hay posibilidad, el instrumento principal de Riera es el estudio, la grabación sonora y el disco como cápsula de tiempo donde condensar una idea, una emoción y un momento concretos. Pintar con sonidos la memoria del tiempo. Su música desterrada del escenario, pierde el contacto instantáneo de la vivencia en los directos para vivir una y otra vez en las canciones, en los discos, en las películas, en los corazones, en el viento invisible.
La última música reciente de Alejandro Mos Riera es ambient, música neoclásica, minimal, basada en cuerdas, guitarras, drones, loops , atmósferas, orquestas y cien pianos, con influencias y ecos en la música ambiental japonesa de Hiroshi Yoshimura, de Shiho Yabuki, de Haruomi Hosono, de Susumu Yokota, de Mono, por supuesto de Brian Eno, de Robert Fripp, de A Winged Victory of The Sullen, de Brian McBride, de Stars of the Lid, de Goldmund, de la música cinematográfica de Max Richter, de Jóhann Jóhanssonn, de Ólafur Arnalds, de Nils Frahm, y de incontables músicos accesibles ahora con la gran revolución de internet...
Tampoco, en estos tiempos, verás sus discos en las pocas y heroicas tiendas de cassettes, vinilos y CD que existen y resisten en cientos kilómetros a la redonda, puedes encontrarlas en el otro lado de la carretera, en Spotify, en iTunes, en YouTube, en Tidal o en Bandcamp. También la maldición y la desviación de la norma llegan hasta aquí, es un récord musical de 2020 publicar más de 20 discos de larga duración y no vender una sola copia, un solo single, las ventas son menos que nada, cero. Ni para café. Aún así, para Mos, todo es volver a empezar, soñar una vez más, en una serie de acordes, en el próximo loop, en la próxima canción, en un próximo disco.
Lo que sabe y no duda en hacerlo visible, es una conversación de la música y el tiempo, de la armonía de las estrellas, tal vez en algún momento, harán que sus canciones suenen en el viento invisible y lleguen a alguna parte, algún corazón, no a callejones sin salida, niebla en la noche desierta, cuando la Luna muestra su cara amable y comienza la tierra de los sueños. Más pronto que tarde, esta música encontrará su audiencia.
Es una música para soñar, para curar el alma, para sentir la multitud de sueños que hacen de la música lo inexpresable y la belleza de lo inasible. Para estar por un momento en armonía, en paz con nosotros y la naturaleza.
En estos tiempos, ésta es una historia recurrente, el futuro o no existe, o debe ser, ahora. La muerte del artista, la desaparición de la cultura, en estos tiempos inciertos en los que vivimos, en pos de un algoritmo que nos explica nuestros gustos e intereses.
El acceso a la información es un derecho humano y el disfrute, la participación en la cultura, en las artes, también.
Quizás, la bendita ceguera e ignorancia del gran público, nunca existan en su éxito a contracorriente, pero en algún lugar del pequeño pueblo con multitud de vecinos, que es este planeta, algún día descubra que esta música estaba hecha para ellos. Que no están solos. Que esta música es un refugio ante la tormenta de la vida. Nunca se sabe. Tal vez, nos queda la esperanza, de que el tiempo, tarde o temprano, nos dará la razón.
John Elba, crítico musical y diletante en la revista musical de tendencias "La velocidad del sonido"
